Elena, hola. Continúa este drama en el que estoy atrapada. Decidí dejar a mi esposo. Ahora estoy viviendo en un lugar alquilado. Y realmente quiero que estés disponible para las personas porque ese trabajo tan delicado y cuidadoso con el alma y la psique de una persona, la verdad, me impresionó mucho. Siempre te recuerdo con cariño. Esas heridas tan profundas, reprimidas y olvidadas, sí, creaste un espacio muy seguro donde pudieron salir a la superficie. Y mira, lo llamo drama, pero no, no es un drama, estoy en pleno duelo. Entré en este proceso de duelo al que nunca antes me había enfrentado. Lo negaba por completo, estaba atrapada en la etapa de negación, negociando con Dios: "Quizás otro seminario lo arregle", "quizás más libros", "quizás añadiendo algo más". Ahora estoy realmente inmersa en este duelo. Me cuesta mucho atravesarlo. Pero lo estoy enfrentando. Literalmente escucho cómo el dolor fluye desde la herida. No lo detengo ni lo cubro con vendas; dejo que fluya. Estoy en este proceso.
Y por alguna razón, quiero desvalorizarlo llamándolo drama. Pero no es un drama. Me duele, mucho. Y ahora mismo me doy cuenta de que estoy en este proceso de duelo. Lo estoy atravesando con dificultad, pero lo estoy haciendo. Así que muchas gracias. Que las personas sepan de ti y de tu trabajo.